“Estamos en las manos del señor”, obispo perseguido en Nicaragua

El gobierno de Daniel Ortega investiga a monseñor por incitar el odio y la violencia.

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“Estamos en las manos del señor”, obispo perseguido en Nicaragua [Foto: Captura de pantalla/ AP]
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Tras ocho días de cautiverio y seis de silencio en la prensa, el obispo Rolando Álvarez reapareció en una transmisión en vivo por las redes sociales con una sotana blanca y acompañado por seis sacerdotes y cuatro laicos que se encuentran con él dentro del edificio episcopal, sin poder salir, desde el 3 de agosto.

Monseñor ofició el jueves una misa desde la curia episcopal -donde se encuentra encerrado bajo fuerte vigilancia policial- en la que pidió a sus fieles perdonar a los que nos ofenden.

El obispo, una de las voces más críticas al gobierno de Daniel Ortega, citó a Jesucristo en un pasaje bíblico sobre el perdón y dijo que “si el enemigo me ofende, debo perdonarlo setenta veces siete”.

Luego instó a sus fieles a no guardar rencor y “vencer el mal con la fuerza del bien”.

Desde hace ocho días la policía mantiene acordonada una amplia zona en torno a la curia de Matagalpa, 130 kilómetros al norte de la capital, para impedir la salida de Álvarez y su grupo mientras avanza una investigación que las autoridades abrieron en su contra por el supuesto delito de incitar al odio y la violencia.

Medios locales publicaron la víspera videos de supuestos drones que sobrevuelan las instalaciones de la curia, a las que nadie tiene acceso. Decenas de agentes policiales, efectivos antimotines y patrullas vigilan permanentemente la zona.

En tono pausado, durante la misa, monseñor Álvarez contestó los saludos de sus fieles en el hilo de la transmisión. Algunos le pedían orar por sus familiares enfermos y muchos más le enviaban mensajes de solidaridad y apoyo.

El gobierno de Ortega mantiene una fuerte presión sobre la Iglesia católica y varios de sus obispos, incluyendo a Álvarez, quien recientemente realizó un ayuno tras denunciar que era víctima de “persecución policial”.

Durante las protestas sociales de 2018, que fueron reprimidas violentamente por la policía, el gobierno sandinista acusó a la Iglesia de alentar “un fallido golpe de Estado” para desestabilizar al régimen. Ortega incluso ha dicho que los obispos son “terroristas” y “demonios con sotana”.

Voceros del gobierno acusan a Álvarez de “hacer política” en sus sermones. Lo mismo afirman del obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, que en 2019 fue transferido al Vaticano por orden del papa Francisco, tras divulgarse supuestas amenazas de muerte en su contra.

La revuelta social de 2018 dejó 355 muertos, más de 2 mil heridos y 100 mil exiliados, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). La oposición asegura que son más de 190 los opositores que permanecen en prisión desde entonces, decenas de ellos arrestados en 2021.

(Con información de AP)

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